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¿Alguna vez has conocido a alguien con quien te has encontrado automáticamente agusto? Posiblemente se trate de una persona ‘imán’. El secreto de su magnetismo personal es su buena educación combinada con altas dosis de inteligencia emocional y de autoestima.
La educación intelectual nos hace más atractivos para los demás
“No hay nadie tan atractivo como una persona que nos hace sentir únicos”. Así lo cree Carmen Posadas. La autora sabe de lo que habla, seguramente porque ella misma es carismática e irradia una atracción especial. Además, acaba de sacar un libro sobre las buenas maneras y el saber estar junto con Marta Robles, otra escritora que ha cosechado grandes éxitos dentro de la literatura y el periodismo. Su libro, ‘Usted primero’, es mucho más que un tratado de buenas maneras. Pretende darnos pistas sobre ese protocolo no escrito que nos hará triunfar en sociedad.
Cuando hablamos con ellas de la gente exquisitamente educada y que nos atrae, ambas coinciden en una cosa: la generosidad. Se refieren a que las personas más educadas dan más de sí mismas con tal de generar un clima amable y confortable para el otro, y para todos. “Las personas más educadas gustan más porque son generosas y quieren hacer la vida más agradable a las demás. Ese comportamiento facilita la convivencia y la hace infinitamente más placentera”, explica Marta Robles.
Carmen Posadas nos recuerda como ejemplo muy conocido el de Luis Miguel Dominguín, “un gran seductor que explicaba que la clave de su éxito con las mujeres era que se enamoraba de todas. De unas se enamoraba un minuto, de otras cinco, de algunas una hora y, de muy pocas, una vida entera”. El torero era ‘emocionalmente genuino’ y dominaba, quizá sin saberlo, técnicas ahora bien conocidas y que incluso se entrenan dentro de las terapias de coaching.
Dominguín enamoró con su educación a la mismísima Ava Gadner
Como dice Posadas, se trata de “estar alerta, de interesarse por todo, preocuparse por los demás…”. La capacidad de captar lo que le sucede al otro (o lo que necesita) obrará milagros en nuestra relación con esa persona. “No hay nada tan infalible en la seducción como escuchar. Ser una buena oreja. Hacer que el otro se sienta único e insustituible le hace caer rendido. Y además muy gratamente rendido”, explica Marta Robles.
¿Cómo es técnicamente una persona educada?
Adelina Ruano es neurocoach y trainer experta en esta materia. En su trabajo entrena cada día a personas, muchas de ellas provenientes de las esferas del mundo de la alta dirección y les ayuda a comprender los mecanismos subyacentes a la comunicación y a ‘la química entre personas’, generando habilidades muy útiles para todos, pero que se tornan imprescindibles en ciertos perfiles profesionales.
Marta Robles y Carmen Posadas hablan de la generosidad y buena educación
Según la experta, son seis los factores que distinguen a las personas más educadas:
- Es una persona respetuosa hacia los demás y hacia las normas de convivencia.
- Mantiene un lenguaje verbal apropiado a la situación, escucha al prójimo y respeta sus ideas (esté de acuerdo o no).
- Es habitual de gestos como dar los buenos días o las gracias, demostrando así un reconocimiento hacia el otro.
- Da una buena imagen de sí mismo y se muestra aseado y vestido de acuerdo a lo que la ocasión requiere.
- Ofrece signos de corrección social, como la puntualidad o saber estar, de forma los que estén a su alrededor no percibirán incertidumbre que les pueda generar desconfianza.
- Se relaciona bien con los demás y está integrada en la sociedad.
Posadas y Robles comparten páginas en su nuevo libro
Más allá de la educación está la seducción, que se conseguirá trabajando ese ‘efecto mirroring’ del que habla Marta Robles y que pasa por ‘imitar al otro’. En realidad hablamos de generación de empatía: un efecto biológico producido por nuestro propio cerebro en las llamadas ‘neuronas espejo’. Estas células fueron descubiertas por el investigador italiano Giacomo Rizzolatti de la Universidad de Parma, y nos dan la facultad de convertir en propias las emociones de los demás, creando un vínculo con el otro que se percibe muy positivamente creando lazos de afecto.
“Las personas que tienen mejores modales son más naturales a la hora de relacionarse con los demás”, añade Adelina Ruano. “Las diferentes culturas que existen a lo largo y ancho del mundo hacen que la gente tienda a prejuzgar a los demás por sus modales. El hecho de que cada vez el mundo sea más global implica que los modales toman más relevancia”.
Tendemos a prejuzgar a los demás por sus modales y educación
El famoso dicho de ‘Donde fueres haz lo que vieres’ cobrará gran relevancia en la medida en que ‘gustar a los demás’ pasará por ser educado y por conocer las reglas del juego dentro de las cuales podemos movernos. Alguien que actúa como tú y te lleva a aspectos similares o que te resultan familiares, hará que conectes más. Aquellos que las conocen y son capaces de relacionarse satisfactoriamente con otras personas, tienen más posibilidades de adaptarse al entorno, resolver problemas y, por tanto, ‘sobrevivir’.